martes, 29 de abril de 2008

Leaves out of the Book of Satan

Él ha dejado el ticket del subte dentro del libro, por comodidad, por olvido o como señal. Uno no es más que la señal que ha puesto alguien en las páginas del libro de la propia vida, ese tomo de tiempo que alguien va leyendo por nosotros. Cuando se termine la lectura, se arrojará la señal: habremos muerto. Algo así.
La literatura del ticket del subte, su castellano subterráneo, su laconismo para pobres, su tono inapelable -"consérvese hasta la salida"-, es como un panfleto mínimo entre la prosa y el verso, maleza de oro. El ticket sería como una pequeña blasfemia entre tanta arboleda literaria, si no fuese un pétalo gris de la vida en rosa del muchacho.
Decido quedarme con el ticket y con el libro. Respeto estos azares del azar fanáticamente, como André Breton respetaba las erratas de imprenta. No porque crea en la magia del azar, sino porque creo en la magia de lo sin magia.

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