lunes, 28 de abril de 2008

verdefelicidad

Tengo miedo, no miedo a la muerte (me he suicidado varias veces, en un ir y venir de la muerte que me parece ya conté) sino miedo a la vida. Pienso y digo que a los 24 voy a ser una vieja y a los 25 un fósil.
Tengo, como tenemos todos de jóvenes, el fanatismo de mi juventud. Quiero ganarle al tiempo por la mano mediante la muerte o la indiferencia, según. El joven está deseando dejar de serlo, porque la juventud, la adolescencia, no son sino las últimas enfermedades infantiles del adulto, pero, a la par, el joven es el gran patriota de la juventud. Tengo miedo a la vida, lo cual es mucho más heroico, más hermoso, generoso y lírico que el mezquino miedo a la muerte. Hasta los veinticinco años se vive el miedo a la vida (envejecimiendo, inseguridad). A partir de los treinta (no sé bien lo que pasa en esos cinco años intermedios) se tiene miedo a la muerte, y entonces, claro, es cuando está uno ya muerto. Sufro la belleza perdida como si la hubiese perdido ya.
Esto, en otra criatura, sería vanidad, superficialidad. En mí es una cosa existencial y revolté. ¿Por qué envejecer y para qué? Busco en los espejos la mujer venidera que seré, salgo al encuentro de la mujer madura por el pasillo del espejo:
-¿Estoy amarilla, no?
-Verdeamarilla. Lorquiana.
Digamos que me visita todos los días, o casi, la vieja dama que de ninguna manera quiero ser. Viene por los espejos y se sienta a charlar conmigo. Parece que hacemos un pacto, pero el pacto es la vejez o la muerte. Y entonces me tomo un frasco entero de algo. Estamos de visita, las dos, tomamos juntas un té letal y luego una amortaja a la otra, según los días.
-¿Me salió una arruga, no?
-Y además estás verde.
Verde anfeta, verde has, verdedroga, verdesueño, verdenoche, verdeloca, verdeverde, verderronca, verdebella, verdelúcida, verdetate, verdeporro, verdevino, verdeorgasmo, verdeverso, verdeprosa, verdeodio, verdemuerte, verdevida, verdemía, verdesuya, verdecarta, verdesexo, verdeoro, verdenegra (no verdinegra), verdeniña, verdelorca, verdelejos, verdecerca, verdelibro, verdebeso, verdeboca, verdeborde, verdecoca, verdecoco, verde como mi gato verde.
Hasta que el verde, como siempre, se me va serenando en amarillo.

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